En este apartado la intervención va dirigida a que la familia pueda tener información acerca de lo que puede sucederle a la persona que está muriendo, lo que puede pensar, lo que puede sentir y poder acompañarla en ese proceso de una forma saludable, terapéutica, sin entorpecer, sin juzgar.
Algunas personas que están muriendo, pueden presentar tristeza, miedo al dolor, miedo a lo que va a pasar, miedo a la incapacidad, a la pérdida de la dignidad, a los cambios corporales que puedan producirse, a no ser aceptado con esas dificultades físicas, a lo desconocido, a lo que va a suceder con sus seres queridos. Pueden presentar incluso rabia y otras emociones. Normalizar el miedo, y el resto de emociones, puede ser una tarea muy tranquilizadora, así como invitarla a que pueda hablar de ellos, que puedan expresarse. Cuando la persona es capaz de hablar de lo que le preocupa, ordena lo que hay "en su cabeza", y al ordenarlo, se libera. Es importante que la persona que acompaña, no juzgue, no moralice, sino que simplemente escuche, aceptando las emociones que exprese.
Es importante, darse cuenta de que la muerte forma parte de la vida, que no se puede evitar, pero que siempre se puede hacer algo. En ocasiones, la sola presencia, incluso sin tener que decir nada, diciendo con la presencia, "estoy aqui", es muy gratificante tanto para la persona acompañada, como la que acompaña.
En otras ocasiones el contacto físico, puede ayudar. Un contacto físico no invasivo, no intrusivo. Un contacto físico amoroso.
El preguntarle abiertamente si hay algo que necesite hacer o decir, también puede ayudarle a liberarse de "cargas" o situaciones pendientes, que llevaba tiempo sin resolver.
Existe un cortometraje sobre el acompañamiento en el proceso de la muerte, Alumbramiento, Biznaga de Plata del Festival de Málaga, realizado por Eduardo Chapero que es muy interesante
El suicidio. Documentos TV